Conoce los orígenes del flamenco y su influencia en la música y la cultura
El flamenco es el icono musical de España, una rica expresión cultural que engloba el baile, la música y los cantos. Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2010, esta indiscutible arte enamora a personas alrededor de todo el mundo por sus elementos característicos que la hacen especial y única.
Los orígenes del flamenco se pierden en el la historia y en el tiempo. Surge a través de la influencia y el mestizaje de elementos de diversas culturas que convivían en España en la época. Costumbres propias de Andalucía, se vieron influenciadas por las distintas culturas de judíos, musulmanes, africanos, caribeños y, sobre todo, gitanos, que fueron pasando por estas tierras y aportando sus elementos culturales y generando esta rica expresión que podemos ver en el flamenco.
La palabra flamenco puede venir de la expresión árabe ‘Fellah-mangu’, que significa literalmente ‘campesino errante’.
Es así como, hoy en día, en el flamenco existen sonidos que son el resultado de la mezcla de cantos gregorianos, ritmos árabes y africanos, cantos característicos de las sinagogas judías, que se fueron integrando con sonidos propios de las distintas zonas de Andalucía. Del mismo modo, los movimientos que vemos en las bailaoras o bailaores de flamenco, son fruto de la influencia de danzas indias, africanas y españolas.
Muchas son las teorías acerca del propio término, flamenco, aunque ninguna de ellas ha podido ser probada. La más extendida podría ser la que Blas Infante explica en su libro ‘Orígenes de lo flamenco’, donde asegura que la palabra viene de la expresión árabe ‘Fellah-mangu’, que significa literalmente ‘campesino errante’.
LOS PALOS DEL FLAMENCO.
En el flamenco hay distintos estilos de cante que son conocidos como ‘palos’ y, aunque puede resultar algo complejo, tienen características bien definidas que vamos a explicar a continuación. Aparte del toque personal y la improvisación que cada artista aporta a los ‘palos’, podríamos decir que existen más de cincuenta distintos. Se diferencian por sus estrofas, su compás y sus melodías. Vamos a explicar algunos detalles de los `palos` más importantes.
El fandango es el primer palo dentro del flamenco, ya que era el más conocido en el siglo XVII, aunque ha ido evolucionando con la incorporación de baile e instrumentos musicales. De compás ternario y cinco versos, ha derivando en otros palos al despojarse del compás, como las granaínas, las malagueñas o los cantes de Levante. Entre este grupo encontramos las tarantas, las mineras, las cartageneras o las levanticas, habitualmente ligadas al oficio de la minería. Otros tipos de fandangos, los abandolaos y los fandangos del Albaicín, estos sí, acompasados, sirven de cierre habitualmente para las malagueñas.
La soleá o soleares no es de los palos más antiguos dentro del flamenco, pero es de los palos que mejor ha conservado las calidades del arte jondo y sus valores, a través de su melodía, su tonalidad y su compás, que combina un 3/4 y un 6/8. De tres o cuatro versos, las letras de este palo están cargadas de sentimiento, de emoción y, en muchos casos, de tragedia. Es por eso que hablamos de uno de los palos más profundos y solemnes. Nacen entre las provincias de Cádiz y Sevilla, y geográficamente se desarrollan varios estilos, como Utrera, Alcalá, Lebrija o Jerez.
No hay mejor palo que represente a la fiesta o la juerga que las bulerías. Es el palo festero por excelencia. Este estilo trasmite alboroto, bullicio y jaleo. Es típico ver cómo los artistas forman un círculo o semicírculo y van a saliendo a bailar de uno en uno. El compás es, al igual que en la soleá, de 3/4 y 6/8, pero subido de ritmo y con distintos acentos. Si son bulerías por soleás o soleá por bulería, el ritmo es más lento. También en las bulerías encontramos estilos, siendo nuevamente Jerez el epicentro de este palo, junto a Utrera, aunque de una forma más pausada. En Extremadura están los jaleos, y la famosa alboreá de los gitanos también es un compás de tres por cuatro.
Las alegrías, como su propio nombre indica, es un palo alegre y sensual, muy representativo de la zona de Cádiz. Pertenece a los cantes de baile, del género de las cantiñas. En cuanto a sus estilos, encontramos la romera, el mirabrás, los caracoles o la rosa.
Uno de los palos más básicos del flamenco son los tangos. Característicos de Granada y de compás binario, es otro palo de fiesta y, posiblemente, es el baile más antiguo y uno de los palos más esenciales entre los artistas flamencos. Cuando los tangos gitanos se vuelven más lentos, recibe el nombre de tientos, aunque también tenemos las marianas o la zambra. Los tanguillos y el zapateado, mucho más vivarachos.
La seguiriya o seguirilla, otro de los palos más dramáticos, con más carga emocional y más antiguos. Sus letras hablan de tragedia, de dolor y de muerte. Su baile, lleno de sentimiento, no necesita de ornamentos, es de los más solemnes. Como es habitual, surgen estilos en función de la zona geográfica, como la serrana, la liviana o las cabales.
Muchos palos surgieron en torno a las labores o los oficios, siendo los más importantes los que van libres, sin acompañamiento musical. Procedentes de las tonás, encontramos las trillas, los martinetes, las temporeras, la saeta o la carcelera.
Para terminar, hablaremos de los cantes de ida y vuelta, que surgen de la mezcla del flamenco tradicional con las músicas caribeñas. En este grupo tenemos la guajira, la colombiana, las rumbas, la habanera, las milongas o la vidalita.