De entre los numerosos palos del flamenco que existen, encontramos algunos muy ligados al flamenco en Granada. Es el ejemplo de la granaína y su variante, la media granaína, dos palos del flamenco autóctonos de la ciudad de la Alhambra. Estos dos palos, aunque poseen características diferenciadoras, tienen muchas otras en común.
La granaína se caracteriza por su estructura lírica que consta de cinco versos octosílabos. Estos versos generalmente riman en consonante en el primero, tercero y quinto verso. Al cantarla, comúnmente se extiende a seis versos mediante la repetición de uno de los dos primeros. La granaína se despliega con un ritmo libre, dependiendo en gran medida del guitarrista y del cantaor, quienes establecen un ritmo interno mientras interpretan el cante: es decir, no posee un compás marcado. La falseta, o la parte instrumental de la canción, es rica en ornamentación y el cantaor de la granaína debe poseer una voz ágil y potente para llevarla a cabo con maestría.
Aunque el origen exacto de la granaína y la media granaína sigue siendo un debate en el mundo del flamenco, se sabe que este estilo florece a partir del aflamencamiento de la amalgama de cantes llamados fandangos de Granada: fandangos del Albaicín, fandangos de Güejar Sierra, fandangos de la Peza, fandangos de Almuñécar y fandangos de Rondar. En su origen, estos fandangos se bailaban de forma alegre y viva en un compás de 3 por 4, propio de las formas musicales comúnmente conocidas como abandolás. Fue con el paso del tiempo y la intermediación de algunos artistas del flamenco, que fueron matizando algunas melodías de los fandangos de Granada. Estos cantes folclóricos se fue ron ralentizando y atemperando hasta perder prácticamente el ritmo. El resultado, tras un proceso largo, es lo que a día se los conoce como granaína y media granaína.
Estos palos tuvieron su desarrollo en las zambras del Sacromonte y se popularizaros a finales del siglo XIX gracias a la importante labor de los cantaores granaínos Frasquito Yerbagüena y Paquillo el Gas. Más tarde, estos palos fueron difundidos por Antonio Chacón, El Peña y Canalejas de Puerto Real e interpretado magistralmente por El Niño de las Almendras.
Hay bastante controversia en cuanto a las diferencias entre una u otra. Algunos consideran que no hay apenas diferencias sustanciales en su estructura básica. Pero se indica por otra parte, que en la granaína los tercios se prolongan y las letras se relacionan con Granada. Mientras que, en la media granaína los tercios se acortan e interpretan temas más personales e íntimos. Pero lo más interesante de todo este tema reside en su nomenclatura: cuando estos palos comenzaron a desarrollarse, se llamaron de la forma opuesta y, por caprichos de la flamencología en un momento determinado, estos nombres, granaína y media granaína, fueron intercambiados hasta llegar a nuestros días.