Conocemos más sobre lo orígenes del Sacromonte de Granada.
“Fue como cuando arrancan un árbol de su sitio y lo llevan a otro lugar, no vuelve a florecer igual”. Curro Albaicín.
El bellísimo barrio del Sacromonte en Granada es altamente concurrido por los más variopintos turistas de todo el mundo y que van en busca de aquellos asentamientos gitanos a orillas del Río Darro, y que pocos saben que tienen su origen en aquellos judíos y musulmanes expulsados de Granada una vez que llegaron los Reyes Católicos en la conquista de Granada. Un barrio en el que las viviendas cueva, son tan comunes que han hecho que el paisaje se funda prácticamente con la naturaleza, creando un escenario único.
Fue a comienzos de la década de los 60, concretamente en 1963, cuando se producirían unas lluvias de gran intensidad en la zona que afectaría a las estructuras de estas viviendas escavadas en la propia roca.
Las lluvias, inesperadas y torrenciales, que se prolongaron durante meses, no sólo derrumbaron muchas de estas humildes viviendas, sino que produjo el fallecimiento de algunas personas, entre las que se encontraba el mítico tocaor Antonio Maldonado y su pequeño hijo de tan sólo tres años. Además, en barrios próximos y de casas modestas, también se produjeron daños en los cimientos y en los débiles tejados.
«Muchas familias perdieron sus hogares o fueron obligadas a abandonarlos por riesgo de derrumbe».
Tan repetidas fueron las lluvias y durante tantos meses que los ríos de la zona vieron como el caudal de sus aguas aumentaba de manera considerable, llevándose consigo puentes, derrumbando muros, cercas y tapias, taponó el río Genil y volvieron a verse afectadas las cuevas del Sacromonte. Muchas carreteras se vieron interrumpidas, al igual que sucedió con la vía del tren o las líneas de teléfono, aún precarias por aquel entonces. También se vieron fuertemente afectados los cultivos de la Vega de Granada e incluso localidades tan cercanas a la capital, como Pinos Puente o Atarfe, quedaron totalmente incomunicadas.
Este caos trajo consigo, como ya hemos mencionado, no sólo la pérdida de vidas humanas, sino inconmensurables daños materiales, por los que gran cantidad de familias tuvieron que huir, dejando atrás sus viviendas derruidas o en riesgo de derrumbe y buscar refugio en barracones improvisados y albergues con nefastas condiciones de habitabilidad. Posteriormente y dirigido por el sargento Colomera, se compraron unos terrenos en la Huerta de la Virgencica, donde en breve tiempo darían comienzo las obras para construir módulos que sirvieran de vivienda para todos estos damnificados y poder ser realojados nuevamente en mejores condiciones, aunque esta vez, tampoco reunían los mejores requisitos aún en el caso de ser una solución temporal.
Más de veinte mil personas sin hogar había en la ciudad cuando vino Franco a Granada.
Serían más de veinte mil personas en la ciudad las que no tenían hogar a la llegada de Francisco Franco a Granada. Y en su visita a las cuevas del Sacromonte, el propio General, quedó atónito con el aspecto que el barrio había tomado. Un aspecto de devastación absoluta, triste y desolado donde centenares de cuevas estaban totalmente destrozadas o sepultadas, y en las que aún quedaban algunas personas que se negaban a dejar sus hogares aún cuando prácticamente estaban destrozados.
Tras este desastre, pocas familias se aventuraron a volver a tan singular enclave granadino y muchos de ellos emigraron a nuevas zonas emergentes al norte de la ciudad. Esto supuso en cierta medida una pérdida de identidad del barrio del Sacromonte, un barrio que, a día de hoy, va recuperando poco a poco la esencia de su pasado pero que no puede olvidar tan dramático desenlace. Es “como si arrancan un árbol y lo llevan a otro lugar, no vuelve a florecer igual”, en palabras de Curro Albaicín.
Este magnífico documental recoge las experiencias vividas por varias familias oriundas de las cuevas del Sacromonte.